El 23 de abril de 2022 colgábamos en la red internáutica el segundo video de la serie de cuatro que componen la entrevista que realizamos a Elsa del Pozo García sobre la vida, la muerte y los duelos. Duelos, que tienen lugar en mayor o menor grado siempre que sufrimos una pérdida, de la índole que sea: material, evolutiva, de capacidades, relacionales…
Durante nuestra colaboración ambas fuimos conscientes de que lo hacíamos en un perfecto estado de desequilibrio, generado por una disfrazada “pandemia”, representada en un escenario muy habitual al de las películas norteamericanas, capaces de crear creencias sobre virus y contagios y que abocó a la población mundial hacia un desconcierto general y que, aún, lamentablemente, mantiene a gran parte de ésta en un estado de confusión, ansiedad y susceptibilidad a ser controlados. Estos desequilibrios nos llevaron a darnos cuenta de que estábamos perdiendo libertades civiles fundamentales y plantearnos la necesidad de transitar el duelo para poder seguir sintiéndonos vivas en vida.
Fue fundamental aprovechar la libertad que tenemos todos y todas de elegir y en este caso, elegir participar plenamente en la vida cívica y social, tratando de comprender los conceptos y las estructuras sociales, económicas, legales y políticas que habían generado semejante caos, y por otro, el análisis de las partes del todo de lo que llaman problema de “salud”, con el fin de poder tener una visión clara y profunda del tema.
Además, el conocer los miedos en las diferentes etapas en la vida nos ayudó a seguir siendo capaces, en este momento crítico, de trasladar al ámbito educativo las herramientas para afrontar la guerra psicológica institucionalizada que acababa de comenzar y en las que nos veíamos envueltos.
Muy preocupadas por la indefensión de los menores, blanco de la vacunación, junto con los más mayores, vulnerables y dependientes, entendimos que tratar de transmitir un mensaje de calma y perseverancia en la búsqueda de la verdad para soportar esta experiencia tan difícil y frustrante era lo mejor que podíamos hacer.
Cómo podéis comprobar hay personas que prefieren morir a pensar.
Sabemos que decidir aceptar las nuevas condiciones de vida que quieren imponer y que nada tienen que ver con la salud está relacionado directamente con la necesidad de una búsqueda de seguridad, una seguridad que representa nuestro sentido de la valía, nuestra identidad, nuestra base emocional, nuestra autoestima, nuestra fuerza personal básica (o la ausencia de ella).
Lo cierto es, que sentimos la necesidad de seguridad y no nos sentimos seguros si no nos sentimos en equilibrio. Pero cuando se pone nuestro Ser en función del lograr y el tener se pasa uno la vida manteniendo “equilibrios artificiales” que implican, por lo demás gastar energía o invertir dinero en centros de vida sujetos a cambios, frecuentes e inmediatos y que nos derriban frente a las crisis fuertes de la vida.
Desde luego, no somos omniscientes, pero entendemos que nuestra seguridad proviene de principios que no cambien, principios entendidos como verdades profundas y elegir los principios correctos es el poder que tenemos no limitado por las actitudes, conductas y acciones de los demás, ni por muchas de las circunstancias e influencias ambientales que coartan a otras personas.
Comprender qué es el equilibrio y sus condiciones a fin de poder adaptarnos lo mejor posible a este nuevo mundo inquietante que nos espera, es fundamental, porque cuanto más vive uno/a en un sistema organizado, más debemos tener en cuenta las presiones exteriores que nos hacen sentir fatigados, en un continuo modo supervivencia y menos probabilidades tenemos de alcanzar nuestro equilibrio natural.
“Tenemos que ser capaces de saber establecer algún equilibrio en nosotros mismos, en las propias tendencias, en nuestra mente, velando ante todo porque todas las cosas en nosotros queden satisfechas. Hay que dar al estómago, al «corazón», a los músculos y aún al sexo lo que le es debido; a la materia y al espíritu lo que les corresponde, al yo y al otro lo que les incumbe; velando también porque haya algún equilibrio entre los diversos elementos, de modo que el organismo y la mente no estén polarizados por una sola pasión, sometidos a una dirección única y limitados a una sola esfera de acción«
Bize y Goguelin, 1972, p.254
Desde la perspectiva educativa y el desarrollo de la competencia para aprender a Ser, donde entendemos que lo importante es aprender, compartir y crecer interiormente hacia el desarrollo pleno como seres humanos, diseñamos contenido educativo para dotar a las personas de recursos facilitadores para la construcción de su propia identidad y lograr niveles más altos de pensamiento eficaz, de lo contrario se seguirá favoreciendo el desarrollo de personas alienadas, que no tienen criterios personales, ni el coraje para la toma de decisiones y se dejan llevar por la corriente.
El camino para aprender a Ser uno mismo/a y autorregularse conlleva procesos desde la infancia, por eso, los cambios lentos y continuos permiten una adaptación fácil, sin sensación de ruptura de equilibrio, pues desde el momento en que hay adaptación, hay necesariamente desequilibrio.
Un ejemplo de esto nos lo recuerda el niño que da los primeros pasos y cada vez que adelanta un pie se siente en desequilibrio y tiende la mano hacia una persona mayor o hacia a un mueble. Para caminar “sin agarrarse» necesitará adquirir más confianza en sí mismo, así conseguirá su equilibrio a través de desequilibrios sucesivos.
Pero, todo cambio brusco, como el que estamos viviendo, aunque traten de convencernos de que va en el sentido del “progreso”, puede crear un desequilibrio agudo, que es el que vemos reflejado en la sociedad actual, una sociedad fragmentada, cuya mayoría, presa del pánico ante la idea de perder todo ese bello pero “falso” equilibrio que se había creado, se sostiene en una obligatoriedad de actuar, no en base a criterios personales, sino alienados por la existencia de leyes de dudoso interés común. La evidencia es aplastante, solo hay que encender la TV o conectar con las Redes sociales.
Y en este punto, os preguntamos ¿Por qué existe la escuela?
Pensadores y escritores como el recientemente fallecido Nuccio Ordine generó titulares en periódicos como el de «El Mundo» que decía así: “La filosofía enseña a ser libre y no servil, es una locura quitarla”.
Denunciaba que: “La escuela educa a los alumnos como pollos de engorde para que sean consumidores pasivos” paradójicamente a este hombre le otorgaron el premio Princesa de Asturias de comunicación y humanidades 2023. Nosotros pensamos lo mismo que él, pero el premio ¿Se lo dieron por decir la verdad?
La filosofía nace de la curiosidad y el asombro y sirve entre otros, para ayudar a reflexionar y poner en duda lo que creíamos saber para generar nuevos conocimientos. ¿Por qué querría un gobierno que las personas pudiesen, desde temprana edad, aprender a aplicar de forma competente y estratégica destrezas de pensamiento y hábitos de la mente productivos que pudiesen llevarles a encontrar la verdad y así poder liderar sus propias vidas?
Conocer certera y profundamente la Historia verdadera de los hechos acontecidos nos ayudaría a comprender mejor hasta que punto influye nuestro voto en la urna, libre de las manipulaciones gubernamentales, digitales, así como… ¿Desearía un gobierno el voto consciente?
Así que os preguntamos ¿Qué es Ser libre y cómo se aprender a Ser Libre?
“Cuando surgió la filosofía en la antigua Grecia, los humanes* llevaban ya miles de años orientándose en el mundo y en la vida con la ayuda de un conjunto de mitos tradicionales. Frente al mito, aceptado por tradición, los filósofos pretendían establecer un saber crítico y racional acerca del Universo. Ese intento se mantendría durante 2000 años y acabaría fructificando en la ciencia moderna. Por eso, uno de los sentidos más antiguos de la palabra “filosofía” es el de ciencia.”
(Jesús Mosterín,1981, p.4) * Humán: se utiliza el sustantivo human (pl. humanes) con el significado de hombre o mujer”
La antigüedad nos lego principios básicos para vivir con efectividad que nosotros no obviamos a la hora de diseñar contenido curricular porque tenemos evidencias de que cuando se aprenden esos principios y se integran profundamente, nos mantienen física, psíquica y espiritualmente sanos.
Antes que nosotros entendieron que cuando la persona, en el ejercicio de su libertad prioriza la cantidad a la calidad, cuando pone los valores en función a los intereses, en definitiva, cuando por tener más deja de ser mejor, la persona y la sociedad se destruye.
En este punto se abre paso la idea de que las personas, al crearnos nuestras propias regulaciones de equilibrio, somos capaces de elegir, ya sea determinados por alguien externo o por nuestra propia voluntad y según la idea que tengamos formada de la libertad, se plantea el problema de las relaciones que pueden existir entre el Equilibrio y la Ética mencionada anteriormente.
Nosotros entendemos que la finalidad última de la educación es alcanzar la auto realización de la personas mediante el desarrollo máximo e integral de sus capacidades potenciales de su SER. Para alcanzarla, el esfuerzo que hay que hacer exige un cambio de paradigma y un nuevo concepto de lo que constituye la inteligencia a parte de un cambio de idea sobre el papel de la escuela y del proceso educativo. ¿Una utopía?
Muchas personas experimentan un cambio de pensamiento fundamental cuando afrontan una crisis que amenaza su vida y de pronto ven sus prioridades bajo una luz diferente. No todos los cambios de paradigma son instantáneos. El cambio es un proceso lento difícil y pausado. No podemos llegar muy lejos en la modificación de nuestro modo de VER sin cambiar simultáneamente nuestro SER, y viceversa.
“Lo importante no es saber lo que hay que hacer, sino Ser capaz de hacerlo”
Aguado,2014 p. 42.
Elsa nos recuerda : «Hay momentos durante la vida que hacen que nuestro mundo, nuestro paradigma, cambie, que el faro que antes nos guiaba se apague y, aunque a lo lejos se vislumbre otro, no podamos mirarlo, ni siquiera plantearnos que lo que hoy nos daba luz y seguridad, quizás ya no nos lo vuelva a dar.
A partir del 14 de marzo del 2020, el faro que solía alumbrarnos dejó de hacerlo y a medida que hemos ido avanzando, nos hemos podido dar cuenta de que ese faro ya jamás nos volverá a alumbrar. La necesidad de seguridad se ha ido quebrando…con lo que ello supone…
…Tener la oportunidad de despedirnos de los procesos, de las etapas, ir de la mano de algún otro confiable puede hacer que poco a poco me acerque a ese nuevo faro, de primeras confuso, por supuesto muy diferente al que dejé y seguramente con muchas pegas… pero a medida que me voy pudiendo despedir de aquello que dejé, podré ir viendo aquello nuevo que me espera, ni mejor ni peor, diferente y poco a poco podré ir bailando al nuevo ritmo, con otra sintonía diferente a la que estaba acostumbrada-o, pero con luz y esperanza. Pero… ¿y qué ocurre si no quiero perder mi faro? ¿por qué me tengo que despedir? ¿y si… solo es temporal? ¿y si todo vuelve a ser como antes?
Lo que no hemos tenido en cuenta, es que nosotros, nosotras, ya no somos los mismos-as y ahora… desde esta nueva persona que ya soy, desde la experiencia vivida, desde morir para nacer y nacer para morir… ¿Qué necesito? ¿Qué quiero? ¿Qué dejo y qué cojo?”.
Os invitamos a poder hacer todo este viaje de la mano de dos mujeres que como todos vosotros y vosotras: nacieron para morir y murieron para nacer y que perseveran en mantener conectado su SER con el movimiento de la vida.
Para lo que nos leéis o visionáis por primera vez y os preguntáis qué es eso de la competencia para aprender a Ser, os animamos a acudir a nuestra web www.thetopclassrrom.es y por supuesto continuar viendo el 3º video de la entrevista, que hoy, sentimos es el momento de compartir.
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