A medida que van avanzando los planes de las empresas tecnológicas, los gobiernos, las compañías de energía, la banca y la sanidad no quieren quedarse atrás, así que el sistema educativo se ve afectado por las demandas laborales. Parece ser que hay potencial laboral en las áreas de la ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas pero los/as estudiantes no se interesan por las carreras científicas. ¿Por qué será?
Se han invertido millones de euros en proyectos dirigidos a esta materia y la realidad, hoy, es una nueva crisis humanitaria mundial.
¿Ciencia por y para la sociedad? ¿Qué sociedad? Algo importante no se está enseñando bien.
Para integrar la complejidad de los problemas reales a los que nos enfrentamos, tenemos que poder acceder al conocimiento desde nuestras inteligencias y desde temprana edad, lo cual implica que estén TODAS presentes en los espacios de aprendizaje.
También tenemos buenas razones para creer que el flujo positivo de emociones crea un buen capital psicológico y consecuentemente una buena disposición para aprender a pensar, a pensar en otros, a pensar que actividad laboral aporta a la sociedad progreso para todos/as.
Desde nuestro punto de vista, una educación con significado es conocer nuestros talentos, fortalezas y poder participar. La experiencia nos indica que esto es construible y por ello ofrecemos alternativas.
¿STEM ó STEAM? Nos preguntamos porque no se incluyó la «A» desde el principio.
“Todos tenemos nuestro vocabulario, el lenguaje se hizo para elegir bandos”, dice un personaje de una película sobre corrupción política, basada en hechos reales.
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