Desde que el Parlamento Europeo y Consejo de la Unión Europea en 2006 presentase la propuesta en el marco de referencia de las competencias clave para el aprendizaje a lo largo de toda la vida, este mismo se ha ido reformulando de acuerdo al tipo de empleos que se han ido generando, objeto de automatización, las tecnologías que han tomando un papel predominante y la necesidad de resiliencia y habilidad para adaptarse al frenético cambio en la vida social y cívica.

Además, las encuestas internacionales indican un tanto por ciento alto de insuficientes habilidades básicas entre adolescentes y adultos. Consecuentemente, invertir en un buen desarrollo de éstas se ha vuelto muy importante pero también admiten que la memorización de hechos y procedimientos no son suficiente para progresar por lo que las habilidades como el pensamiento crítico, habilidad para cooperar, creatividad o activar nuestro propio aprendizaje son más esenciales que nunca.

La definición del conjunto de competencias básicas que se necesitan para esa realización personal, salud, empleo e inclusión social han sido remodeladas desde las diferentes instituciones y gobiernos. Esta es la parte teórica del asunto pero tenemos que entender la parte teórica y empírica de las competencias.

Tomemos como ejemplo la competencia llamada “Aprender a aprender”, Stringher (2006) examinó 40 definiciones de aprender a aprender y en la parte empírica investigadores han buscado respuestas a:

-Qué y cómo piensa el profesorado sobre que es aprender a aprender

– Cómo se valora/ evalúa esa competencia:

Aprender a aprender puede ser vista de manera superficial, como una competencia para aprender a leer y escribir, matemáticas, idiomas o nuevas tecnologías que son necesarias para mayor aprendizaje. Por lo tanto, con esta habilidad deberíamos ser capaces de ganar, tener acceso y asimilar nuevo conocimiento y habilidades pero también ser capaces de encontrar respuestas, ser disciplinados, compartir lo aprendido, organizar el aprendizaje evaluarlo, preguntar…etc.  A esto hay que sumarle actitudes positivas, motivación y deseos de superación.

Como veis, al igual que otras se trata de una competencia que moviliza componentes llamémosles de forma sencilla, intelectuales, sociales, afectivos y los que se refieren al conocimiento de uno mismo/a y de lo que somos capaces de hacer.

El mercado está saturado de métodos y aplicaciones para mejorar la lectura, matemáticas, idiomas sin olvidarnos del coaching. En un mundo desesperado por mantener la motivación, hacen su agosto y no es para menos, pero creemos que el principal objetivo hoy en día es entender mejor como la educación puede apoyar a los aprendices desde la infancia.

La búsqueda de orden en medio de la diversidad social desde que nacemos implica a la comunidad educativa en un proceso similar a la incubación de un huevo que tiene como objetivo suministrar las mejores condiciones para que llegue a desarrollarse, para que llegue a SER esa bella persona que todos y todas escondemos y que harían de este mundo, un mundo mejor.

¿Os imagináis los componentes de la competencia para aprender a Ser?  ¿Qué piensa el profesorado y cómo se aplica y evalúa? ¿Qué espacio y tiempo se le da para su aplicación y cómo se hace visible?

Si queréis saber más sobre nuestras propuestas solo tenéis que contactar, estaremos encantados de atenderos.

.

Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de las mencionadas cookies y la aceptación de nuestra política de cookies, pinche el enlace para mayor información.plugin cookies

ACEPTAR
Aviso de cookies