No descubrimos nada nuevo al afirmar que un educador/a experimentado/a sabe el valor de la propia voz, el tono, la expresión corporal y las palabras que quiere utilizar para conseguir la atención y la motivación necesaria para que un mensaje llegue con éxito y modifique el pensamiento del alumno/a, así como su capacidad para leer las formas en como recogemos, almacenamos y codificamos la información en nuestra mente. Sin embargo, lo mismo que los/as aprendices crecen, los educadores/as, también y la creencia suele ser que los cambios son en positivo, pero también es cierto que hay etapas en las que nos estancamos o lo que es más preocupante, cambiamos para peor.
El primer libro de la PNL (Programación Neurolingüística) para docentes, que descubrimos en 2006 con Albert Serrat, nos desvelaba la naturaleza de un modelo de comunicación empresarial dirigido hacia la persuasión y convencimiento de una idea. Un modelo que definen como la excelencia en la comunicación intrapersonal e interpersonal; dos características de comunicación que también conocemos como expresión de las inteligencias interpersonal y la intrapersonal.
¿Cómo llevar la teoría a la práctica?
Ayudar a comunicarse es una de nuestros objetivos y la programación basada en tareas que hemos utilizado hasta ahora demanda averiguar: el entorno, las conductas, las capacidades, los valores, las creencias y la identidad del colectivo de personas a las que vamos a enseñar.
Además, supone la certeza de que la participación en la comunicación y el comunicar para aprender son actividades igual de valiosas y además necesarias cuando una persona se enfrenta al reto de descubrir una nueva lengua, por lo tanto, evaluar nuestra propia competencia comunicativa; la capacidad básica de negociar el significado tanto en la negociación interpersonal pública del significado como la no pública, forma parte del proceso de enseñanza.
Aprender vocabulario es un proceso simple, no implica un gran esfuerzo mental, los mecanismos de adquisición y aprendizaje del lenguaje en la etapa infantil, así lo demuestran, pero desarrollar la competencia comunicativa es un aprendizaje más complejo, en el que están envueltos elementos, que aislados no tendrían sentido.
Este es un aprendizaje que se mejora con el reto y se inhibe con la amenaza, el miedo, la impotencia de no saber expresarse a nivel emocional y que hace que la comunicación no fluya adecuadamente, así que el reto para nosotros: facilitar la conexión entre todos los elementos involucrados en la comunicación.
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