“Si hay algo mágico en este planeta, está contenido en el agua” dice Loren Eisely en su libro “The Inmense journey”. Y es que estar en contacto con el agua disuelve los miedos, es una cuestión energética.
El acto de la respiración se establece con éxito cuando controlamos el acto de la inspiración- expiración. En el útero materno no utilizamos aún los pulmones porque el cordón umbilical nos abastece de oxígeno, pero si la madre está agitada y no respira bien, se estresa el feto también. Una vez fuera de él nuestro aparato respiratorio experimenta cambios que nos permiten respirar siempre que no haya obstrucciones y suficiente madurez neurológica.
Podríamos decir que esa primera respiración al nacimiento es el comienzo de nuestra conexión de forma independiente con el entorno y del que tendremos que aprender.
Así que como organismos vivos el estudio de las distintas dimensiones se debería estudiar en ese contexto orgánico. Somos una extensión de la naturaleza y estamos ligados a la vida de forma natural por lo que cualquier cambio que se produce afectará al conjunto y es importante aprender desde pequeños esos cambios y como nos afectan.
Lo que está ocurriendo actualmente a nivel mundial es un cambio muy “virulento” que sobrepasa los límites de nuestro sentido común y afecta a todos y a todas en las diferentes etapas de la vida de manera diferente.
Un niño de 9 años nos ha trasmitido un mensaje: “Quiero que se acabe esto del coronavirus ya”. ¿Será que no le tiene miedo? Pues no, no es que no le tenga miedo es que a esta edad se tienen otros miedos. Son capaces de adaptarse a llevar una mascarilla aunque estén cansados de llevarla , pero tenemos que atender a sus necesidades de aprendizaje.
Los niños y niñas miran, piensan y se preguntan y necesitan ser escuchados
¿Qué ocurre con los miedos en la etapa de entre los 7 y 14 años?
Es sabido que el miedo es una emoción que se caracteriza por su brevedad y violencia, absorbe totalmente el campo de la atención. También sabemos que es innato a la condición humana, nos ayuda a sobrevivir, así lo hicieron nuestros antepasados, pero a medida que las sociedades fueron avanzando, las teorías sobre los temores fueron creciendo, siendo utilizadas en muchas ocasiones por los grandes poderes para controlar a las masas o para moldear a las poblaciones a su antojo.
En esta etapa tenemos miedo a que nos hagan algo malo (la fantasía y la imaginación juegan un papel relevante)
- Miedo a que se rían de mi
- Miedo a que no me quieran
- Miedo a que no me elijan para jugar
- Miedo a que no me acepten
- Los abusos sexuales en esta etapa son traumáticos si no se resuelven.
Para afrontar estos miedos la actitud de las personas que están a su cargo debe ser la de dar SEGURIDAD, CONFIANZA y AUTONOMÍA para hacer cosas por si mismos/as ya que no van a estar siempre presente para resolverles los problemas.
También nos va a ayudar a vencer estos miedos el estar en contacto con la naturaleza que también nos educa y que nos enseña a interactuar con ella. Existen 5 elementos: el agua, el fuego, el aire, a la tierra y el sol.
En esta etapa de la vida es el FUEGO, que aviva y da fuerza, por eso es momento de aprender a relacionarnos con él.
Hay que enseñar a amar. Para nosotros amar tienen que ver con la filosofía de Platón que se ha vulgarizado y reducido al amor platónico pero que en realidad amar, es querer el bien , es la búsqueda de una mejoría mutua constante, por lo que hay que enseñarles a hablar en plural, la conciencia social, los demás son tan necesitados como nosotros mismos, la generosidad, austeridad, solidaridad.
El que tiene la experiencia de ayudar sabe bien que es más ayudado el que ayuda que el que la recibe.
Hay que enseñarles a saludar y dar las gracias como gesto de dignidad y respeto.
La burla en esta etapa es muy peligrosa y hay que evitarlo en casa y fuera.
¿Te enseñaron los valores que estaban detrás de las normas que imponían en casa?
El valor de la dignidad es muy importante, es la cualidad del que se hace valer como persona, se comporta con responsabilidad, seriedad y con respeto hacia sí mismo y hacia los demás y no deja que lo humillen ni degraden. (Un acto muy común es hablar mal de alguien que no está)
Y por último y no menos importante, hay que enseñarles a observar y mirar con habilidad. En esta etapa seguimos mirando mucho a los adultos, necesitamos la mirada de los adultos para aprender, así que hay que trabajar especialmente el sentido de la vista para madurar bien.
En una Era dónde el capitalismo se ha camuflado de progreso e intentan que los productos a la venta sean lo más adictivos posibles (sabemos que ahora la mayoría de las empresas de redes sociales contratan personas llamadas “ingenieros de la atención”), aprender a “mirar” se convierte en un objetivo primordial.
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