No se ha tardado mucho en pasar del miedo, totalmente razonable dado la amenaza y desconocimiento de la epidemia por el “COVID19”, a la rabia por la tardanza en la actuación, falta de consenso, descoordinación y confusión en las decisiones y comunicaciones.

En lo que a nuestra área se refiere, hemos comprobado, una vez más, que hay demasiadas personas que actúan como si lo que le ocurre a los demás o al entorno no fuese cuestión suya y que además, esta actitud es reforzada por las instituciones que lanza campañas a la ciudadanía tratándonos como si fuésemos infantes.

La cuestión es que las emociones no duran mucho en el tiempo, pero el miedo, si no se acepta no pasa y no sabes cómo salir de ese atolladero al que se le suman otras emociones y finalmente nos estancamos en la inmovilización.

La frase que más hemos escuchado entre la población es: “Es lo que hay “, y tienen toda la razón, es evidente qué si no actúas para cambiar lo que no te gusta y está en tu zona de control, es lo que hay, lo malo, es que este modo de operar se transmite de generación en generación.

El otro día escuchamos en la TV que preguntaron a una psicóloga sobre que hay que contar o no a los niños y niñas sobre este asunto, y contestó:

– La verdad.

Me pregunto: ¿Qué hay detrás de esta pregunta?

Hay una inconfundible labor de especialistas en enseñar el lenguaje más adecuado y dar pautas prácticas y fáciles de seguir con respecto a la cantidad de información aconsejable en cada momento, pero en nuestra experiencia lo que hemos encontrado entre los/as adultos/as es la falta de confianza necesaria para responder incluso a las preguntas más difíciles, con sensibilidad, sinceridad y precisión. ¿Y que ese debe esta dificultad para comunicar? ¿A dónde acudimos para buscar información cuando tenemos dudas a la hora de educarnos y educar?

A lo largo de muchos años hemos ido recogiendo las preguntas que hacen los niños y niñas-adolescentes para analizar si era pura curiosidad o había un problema de fondo tras determinada pregunta y así, poder diseñar las programaciones de acuerdo a los intereses de los aprendices.

En nuestra opinión, las preguntas básicas sin responder, en las diferentes etapas de la vida sobre lo desconocido, las diferencias, seguridad y salud y las relaciones es lo que dificulta a posteriori poder educarse y educar de forma efectiva para afrontar y superar los problemas y retos reales de la vida. Hablamos desde nuestra experiencia personal y profesional.

Así que teniendo en cuenta que la realidad es, que las instituciones en general están influenciadas por el estatus social, política, ideología, creencias o fama, en TTC, sin pudor y desde el pensamiento crítico promovemos la oportunidad de seguir aprendiendo sobre nuestra competencia para aprender a SER desde lo que llamamos “zona cero”.

El mundo está cambiando de una forma acelerada, y como nunca lo ha hecho antes, nosotros/as mismos/as nos vemos inmersos en un aprendizaje constante para poder mejorar así que al hilo de lo que nos preguntábamos cuando éramos pequeños/as, tema que ya tratamos en nuestras formaciones, el próximo tema que trataremos en abierto será:

¿Qué preguntan los/as adultos/as?

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